sábado, 16 de abril de 2011

Para los padres, la meta es acompañar el crecimiento

Para los padres, la meta es acompañar el crecimiento Por Susana Barilari Directora de proyecto cambio Qué difícil acompañar el crecimiento de un hijo adolescente. Ahora todo es distinto: en la adolescencia se ponen en marcha hábitos, conductas, y horarios diferentes a los de años atrás. Todos estos cambios corresponden a nuevos intereses, nuevos aprendizajes y nuevas necesidades de los jóvenes. Y estos nuevos aprendizajes los llevan a diferenciarse de los adultos: aunque ellos tal vez no lo saben, están en la sana búsqueda de su autonomía. Aquí comienzan los dilemas: ¿las nuevas conductas son peligrosas? Para nosotros lo son. ¿Las permitimos? ¿Nos oponemos? ¿Dejamos hacer sin intervenir? ¿Cuál sería el acompañamiento ideal? Para empezar, seamos claros: sí, siempre debe haber un acompañamiento. Se puede hablar y dialogar, compartir, discutir y disentir. De este intercambio quedarán algunos puntos más claros, pero lo fundamental es que, como “adultos conductores”, los padres seamos concientes de lo que podemos o no podemos aceptar de este mundo nuevo. Debemos transmitir claramente lo que consideramos de riesgo, aún sabiendo que los jóvenes llegarán hasta el límite en su experimentación: los cambios de conductas propias del crecimiento se confunden a veces con aquellas que son causadas por la ingesta de alcohol y otras sustancias. El gran desafío para padres y terapeutas es comprender los grandes cambios sociales del mundo de hoy sin perder de vista que los problemas, en su esencia, son siempre los mismos. El objetivo final es acompañar el crecimiento

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