domingo, 14 de febrero de 2010

Haití necesita nuestra ayuda

Nos manda Irma Ledo


Este mensaje lo manda mi sobrina Paola Valdettaro que trabaja para una ONG; y Haití suele ser uno de sus lugares de Trabajo.
Desde Ya muy agradecida.

Irma Ledo



pmvaldettaro@yahoo.com.ar

Hola a todos y a todas

Supongo que todos y todas habrán escuchado las noticias sobre Haiti. Algunos sabrán también, algunos no tanto, que en el último año y medio yo estuve tres veces trabajando en Haití, en varios lugares, pero siempre pasando por Puerto Príncipe. La última de estas veces fue hace menos de dos meses, en noviembre, antes de viajar a Argentina.
Ahí conozco colegas de trabajo, con muchos de los cuales me llevo bastante bien. Uno de mis colegas está desaparecido. Otro falleció en la oficina donde yo trabajé, que se vino abajo con el terremoto. Todos mis colegas tienen familia, tienen hijos más o menos pequeños. Y no puedo dejar de ponerle caras conocidas a la gente llorando por sus hijos y por sus familiares.
No puedo dejar de pensar en cómo estaríamos nosotros si nos pasara esto. Esto es una desgracia y NADIE está exento de sufrirlas en la vida. A veces pienso en mis colegas con bebés… piensen ustedes si un terremoto destruyera su casa y ustedes estuvieran en ese momento con un bebé en brazos y otro hijo que quizás esté en otra habitación jugando.
Pienso en que muchas de esas personas no sobrevivieron, o si sobrevivieron sus hijos no lo hicieron, porque el salvar a uno casi siempre te deja sin tiempo para salvar al otro.
Pienso que muchas de esas personas que salvaron a su hijo o hija, escuchan al otro llorando entre los escombros y no tienen con qué ir a rescatarlo, y ven que se les está muriendo, y ven cómo su vida se va con la de sus hijos sufriendo.
Aún los que sobrevivieron NO TIENEN a dónde ir. Prácticamente todas las casas de una ciudad muy extensa y localizada entre “morros” (de muy difícil acceso) están afectadas, o destruidas o con las estructuras insalvables. Yo hace menos de dos meses estaba caminando por esas calles y mirando esas casas, y pensando en qué fácil que es “que se vengan abajo…”
Pensemos que en las desgracias no hay ricos y pobres, aunque Haití es tremendamente pobre, y la gente no vive como nosotros. Pensemos que es una isla, que es muy difícil acceder, que aeropuerto quedó afectado, el puerto destruido, que la ayuda se está demorando en llegar porque NO SE PUEDE.
Pensemos que la gente que vivió esta desgracia, que perdió a sus hijos, a sus hermanos, ahora no tiene para darle de comer a los que sobrevivieron; no tienen con qué curar a los que están heridos, no tienen agua para beber, no tienen luz…
Pensemos nosotros, aunque odiemos al gobierno, - o no -, qué pasaría si un día nos levantáramos con la ciudad arrasada, sin un gobierno que pueda responder, porque la casa rosada, el ministerio de economía, el ministerio de desarrollo, se vinieron abajo con su gente adentro; si los bomberos no puede acudir a ayudarnos porque las autobombas quedaron atrapadas en los escombros, si la policía no tiene autos, si las pocos motos que quedaran tuvieran que recorrer toda Buenos Aires destruida… y eso que Buenos Aires es mucho más fácil de transitar que Puerto Príncipe!
Pensemos que los muertos ya son cientos de miles (100.000?, 140.000? nadie lo sabe bien), pero son otras decenas de miles los que van a morir debajo de los escombros, y otros miles los que están en altísimo riesgo, porque no tienen qué comer, no tienen agua para beber, no tienen un médico que les cure las profundas heridas que les hicieron las paredes que cayeron sobre ellos (quebraduras, cortes profundos, algún órgano vital quizás afectado), porque aunque estén sanos, los cadáveres se descomponen en las calles, las enfermedades diarreicas empiezan a aparecer… y no olvidemos que son los niños, que podrían ser nuestros hijos, los más vulnerables.
La manera más fácil de activar la solidaridad es pensar en que podríamos ser nosotros, en que podría ser un hijo nuestro el que está debajo de los escombros, o en un hospital que se quedó sin luz (los generadores están empezando a no tener gasolina para funcionar), o no tiene sutura, y menos que menos anestesia. Que podríamos ser nosotros los que estuviéramos ahí sufriendo por primos, hermanos, padres desaparecidos, o por no tener comida y bebida para darles a los sobrevivientes.
5 o 10 pesos, o más, por personas, no son nada para la economía familiar, pero si cada argentino donara eso, estaríamos llegando a 200.000.000 de pesos o 400.000.000 de pesos que son más de 50.000.000 de dólares. Si toda Latinoamérica hiciera las donaciones llegaríamos a 10 veces más de recaudación. Ojalá se pudiera hacer más, pero creo que en este momento enviando recursos a la gente que ya está allá trabajando en lo más eficiente.
No quiero ser propagandista, pero Médicos Sin Fronteras es una ONG muy conocida en todo el mundo (y yo no trabajé para ellos!) y que trabajan hace mucho tiempo en Haití, en programas y zonas que “me saco el sombrero” (busqué esta porque sé que en Argentina están recaudando y que trabajan en Haití… y no hay muchas, la verdad). En su página web se pueden hacer donaciones: https://www.msf.org.ar/colabore/default.asp?estado=urgencia. Piensen que esto no es NADA para nosotros y es MUCHO para la gente que sobrevivió al terremoto.
Por favor, escríbanle a sus amigos para que también puedan ayudar!

Muchas gracias
Paola

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